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martes, diciembre 11, 2012

Robert Graves: Dos poemas


El jarrón Hung Wu
Con mujeres como María no hay reglas que valgan.
¿De dónde sacan su desvergüenza? ¿Cómo pueden hacerlo?

Salió con furia, golpeando la puerta con fuerza tal
que un jarrón, en el estante dorado de arriba -tú lo viste,
botín del Palacio de Verano de Pekín
que valía por todos los bienes de mi apartamento-
se bamboleó y cayó...
Yo me serví un trago de ginebra,
apurándolo de un golpe. "Qué le íbamos a hacer?"

Otra vez la campana... María entró serena,
observó sobre la alfombra los pedazos de porcelana roja,
miró hacia arriba, otra vez hacia abajo, condescendiente,
y luego, deslizándose a mi lado para recoger un guante
(su pobre excusa por esa visita inoportuna)
susurró: "Y una cosa que olvidé mencionar:
¡tu jarrón Hung Wu era tan falso como tu amor!"

¿Cómo pueden hacerlo? ¿De dónde sacan su desvergüenza?


Crisoles de amor

¿De dónde vienen los poemas?
¿De los talleres de la mente
como las armas destructoras,
los cálculos filosóficos,
los planes para el mejoramiento del hombre?

¿O nacen simplemente
de crisoles de amor?
¿No podríamos tú y yo juntos,
absortos el uno en el otro,
medir su longevidad?

Pues quién más puede juzgar méritos
o definir deméritos-
Esto continúa siendo tarea de enamorados
unidos indisolublemente en el amor
y de nadie más.

Traducción de Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll    


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