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sábado, mayo 05, 2012

Leopoldo de Quevedo: Rafael Pombo, Niño Coronado


RAFAEL POMBO, NIÑO CORONADO




Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Colombiano



¿Qué colombiano, adulto o niño, no ha leído o tan siquiera ha oído la voz de Rin Rin renacuajo o los regaños de mamá Rana, de boca de sus abuelos? ¿Quién no ve la figura de Simón, el bobito, llamando al vendedor de pasteles o pescando en el balde con agua de su mamá, cuando repasa los cuentos contados en verso escritos por Pombo?

Simón el Bobito llamó al pastelero:
« ¡A ver los pasteles! ¡los quiero probar!»
«-Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
«ver ese cuartillo con que has de pagar».
Buscó en los bolsillos el buen Simoncito
y dijo: «¡De veras! no tengo ni unito». 
A Simón Bobito le gusta el pescado
y quiere volverse también pescador,
y pasa las horas sentado, sentado,
pescando en el balde de mamá Leonor. (1)

La lista de personajes es tan larga como el número de poemas - 1400 - que él nos dejó. Mirringa Mirronga, El Gato Bandido, Fuño y Furaño, Simón el bobito, El niño y la mariposa, El renacuajo paseador, La pobre viejecita, Juan matachín, Pastorcita, Cutufato y su gato... Pero más larga es la memoria que guarda los versos que Pombo rimó y ha hecho reír a cuanto niño ha llegado a nacer en esta nación descuadernada.

Mirringa Mirronga, la gata candonga,
va a dar un convite jugando escondite,
Y quiere que todos los gatos y gatas
no almuercen ratones ni cenen con ratas.
«A ver mis anteojos, y pluma y tintero,
«y vamos poniendo las cartas primero.
«Que vengan las Fuñas y las Fanfurriñas,
«y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas.
(2)

Su padre, don Lino, de corte militar, al verlo indeciso un día, lo sentenció a llevar la vida de escritor y a morir como un poeta. “Pues serás poeta aunque después te pese”, le dijo un día de 1850 cuando contaba con 17 años.(3) Su profesión de ingeniero, vacía de obras y encerrada en dibujos y cálculos, no le produjo satisfacciones ni le alborotó la imaginación. Consideró que los libros de texto servían más para confundir y causar polémica que para aprender a razonar y a ser libres.(4)  

Rodó el joven Rafael por los números, por el romanticismo político y literario, por las veleidades de comienzos del siglo XIX y del volterianismo filosófico. Después de vegetar en la burocracia diplomática recibió el encargo que lo haría entrar al mundo de su niñez y que lo haría el más famoso de los escritores infantiles en Colombia. Aunque también pulsó la lira para subir hasta el solio de quienes dejan huella como dioses inmortales tras su paso por el mundo. Poemas como Invocación, De noche, Juan Malverso, Noche de Diciembre, Elvira Tracy, y su extensa Hora de tinieblas-1855- merecen lugar entre las piezas de la más pura y honda inspiración lírica.



XXXV


Gente... y más gente... y más gente
pasa delante de mí,
¡Oh! qué triste es ver así
la humanidad en torrente!
Ignoro cuál es su fuente
y en qué mar se perderá;
Mas de cierto juro ya
que en el ser de cada uno
el aguijón importuno
de la desventura va.


XXXVI 

¡Dardo que nunca se embota,
elemento creador!
Inmenso pan de dolor,
que la humanidad no agota,
Gaje fatal con que dota
la existencia a cada cual,
Genio insaciable del mal,
demonio ¡sombra del hombre!
¡Di quién eres, di tu nombre
para maldecirte tal.(5)


 La Editorial Appleton y Cía. de Nueva York le publica en 1867 Cuentos pintados para niños y luego Cuentos morales para niños formales.  En 1872 regresa al país y vivirá sin grande fortuna pero con mucha fama por el éxito de sus traducciones de cuentos de la tradición anglosajona puestas en verso. En vida Pombo tal vez no se preocupó de publicar su propia obra. Solo un opúsculo con poemas religiosos. Consideró que poner sus escritos a consideración del vulgo no haría más que picar la crítica y ocasionar la maledicencia.

Advierto ahora mi casual talento
de mantenerme en condición de mito.
Lo ideal no consiente tocamiento
y en lo invisible hay algo de infinito.
Mi in-edición, esa es precisamente
toda mi fuerza. En publicando tomo
¿qué gajo de laurel queda en mi frente
o átomo de epidermis en mi lomo?
El que se imprime en colección se entrega
cual pollo asado al secular cuchillo,
mientras que si en la atmósfera se riega,
hará siluetas de águila un cuclillo.(6)


Pombo, de bigote, corbatín y anteojos, de figura espigada, algo calvo y de nariz aristocrática era un niño grande, consentido de la fantasía. Poseía el don fácil de rimar ocurrencias de animales caseros, travesuras de niños sin oficio y mujercitas inocentes. Vivió entre papeles, libros desparramados junto a la cama, en un reducido espacio al lado de su hermana.(7) En los últimos años permaneció en su lecho y allí recibía las visitas de sus pocos amigos. 

Rafael Pombo mereció, como los grandes poetas de la historia del clasicismo, ser coronado de laurel en sus sienes, el 20 de agosto de 1905. La presea la donó el presidente Rafael Núñez a ruegos de su amigo Alfredo Gómez Jaime. En esa coyuntura se desempeñaba como Secretario Perpetuo de la Academia Colombiana de la Lengua. Entonces Pombo tan solo tenía publicado en su haber un libro pequeño de su autoría. 

Pombo ha quedado a través de la historia de las letras en Colombia como el máximo poeta de los niños. Y con justa razón. Fábulas, poemas, animales e inocentes burlas llenan la imaginación y la boca de risas y sorpresas.  Ningún niño nacido en este suelo podrá decir que no sabe unos versos de este fabulador bogotano con fantasía y corazón de niño. 

El 5 de mayo se cumplirán 100 años de ausencia física de este señor con bastón y pañuelo en el bolsillo del saco, de paso corto y fantasía dulce. Su pluma y humor de mago abrieron las puertas a vates y niños para entrar a rediles con ovejas y a rincones con gatos con nombre de pila, que no comen ratones.


LA POBRE VIEJECITA
Érase una viejecita
sin nadita que comer
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez
Bebía caldo, chocolate,
leche, vino, té y café,
y la pobre no encontraba
qué comer ni qué beber.
Y esta vieja no tenía
ni un ranchito en que vivir
fuera de una casa grande
con su huerta y su jardín
Nadie, nadie la cuidaba
sino Andrés y Juan Gil
y ocho criados y dos pajes
de librea y corbatín
Nunca tuvo en qué sentarse
sino sillas y sofás
con banquitos y cojines
y resorte al espaldar
ni otra cama que una grande
más dorada que un altar,
con colchón de blanda pluma,
mucha seda y mucho olán.
Y esta pobre viejecita
cada año, hasta su fin,
tuvo un año más de vieja
y uno menos que vivir
Y al mirarse en el espejo
la espantaba siempre allí
otra vieja de antiparras,
papalina y peluquín.
Y esta pobre viejecita
no tenía que vestir
sino trajes de mil cortes
y de telas mil y mil.
Y a no ser por sus zapatos,
chanclas, botas y escarpín,
descalcita por el suelo
anduviera la infeliz
Apetito nunca tuvo
acabando de comer,
ni gozó salud completa
cuando no se hallaba bien
Se murió del mal de arrugas,
ya encorvada como un tres,
y jamás volvió a quejarse
ni de hambre ni de sed.
Y esta pobre viejecita
al morir no dejó más
que onzas, joyas, tierras, casas,
ocho gatos y un turpial
Duerma en paz, y Dios permita
que logremos disfrutar
las pobrezas de esa pobre
y morir del mismo mal.(8)

Rafael Pombo

Cali, abril 29-12                                     10:32 a.m.







(2) Ib.
(3) http://www.comunidadandina.org/bda/docs/CO-OC-0002.pdf
(4) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/autobiog/auto41.htm
(5) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/pombo/pombo2.htm
(6)JIMÉNEZ, David. Pombo y Silva. En Revista Gaceta. Bogotá : Colcultura. Abril de 1996.Págs. 32-33 y http://lequemo.blogspot.com/2006/10/ensayos-leopoldo-de-quevedo-ha-sido.html
(7) http://www.comunidadandina.org/bda/docs/CO-OC-0002.pdf
(8) http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturainfantil/poesiainfantil/rafaelpombo/lapobreviejecita.asp

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