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jueves, diciembre 01, 2011

Raúl Arteaga: Por qué estoy en la literatura

POR QUÉ ESTOY EN LA LITERATURA
RAÚL ARTEAGA*


¿Estoy en la Literatura?

Desde luego que sí; mi vida, mis demonios o culpas, mis amores, mis odios, el miedo, las desventuras, los enamoramientos largos, tenues, ficticios o eternos, las traiciones, la amistad, las venganzas, la envidia, los celos, el perdón, la redención, el orgullo, los ruegos y súplicas de los débiles, las mentiras y engaños de los poderosos, la riqueza, la miseria, la servidumbre, la esclavitud, la caridad, la avaricia, el hambre, el llanto de los amantes, el llanto por los hijos asesinados, por héroes y los mártires, por los bosques talados, por los mares sucios, los ríos contaminados, por el gemido agónico de la tierra, estoy en la literatura.
Estoy para ser actor, testigo, juez y jurado de la condición humana, de su imaginación, de su capacidad para revelar al ser humano: cómo vive, si es consciente de sí o tan solo un animal. La literatura muestra el mundo real, la vida fácil, la atormentada, la determinada por la tragedia, por la felicidad, el destino, por la buena o mala suerte; nos muestra la verdad de la existencia o bien ofrece engaños piadosos, falsos y trastoca realidades hasta convencernos con falacias luminosas u oscuras, apacibles o tormentosas, nos lleva de lo sublime a lo sórdido, revolotea por los perfumes o se hunde en canales nauseabundos; nos eleva o nos hunde, cura o enferma, jamás será ladrona, siempre deja algo, a veces soledad, alegría, locura, rebeldía, cansancio, redención, un suspiro libertario, quizá el último; la esperanza, la frustración, rabia o la resignación.

 Estoy y soy literatura por ser hombre, por desear, por amar, por conocer y saber para entender y necesitar de los demás, por vivir lo único que tengo: la vida y para caminar y disfrutar de este mundo, como es o como lo imagino, caminar de su mano; ella, la literatura, me llevará por la vida y paleará mi fosa.

Se te aparece la sabiduría y te dice que todo en lo que has creído está equivocado y que hay nuevas…)

Costumbres. ¡No te creo! Pregunta cuanto quieras, tengo todas las respuestas, por mi el ser humano evolucionó, es mejor que antes. ¡No es verdad! Somos como siempre, animales. Estás equivocado, hoy son más sabios, más humanos.- La llevé al penal: Mira, ella es María, pregunta porqué está presa.- Verá usted, en la inundación el río se llevó a mi hijo mayor, mi casa, la puerca y las gallinas, llegaron las autoridades ¡no se preocupe  usted por nada!  y me dieron una cobija.  A los cinco días no teníamos agua ni comida.- les di a mis hijitos galletitas de lodo.- dicen que los envenené… a la mejor, pero murieron con sus pancitas llenas  ¿hice mal señora?

La sabiduría no contestó. Arrodillada besó los pies de la mujer y gritó: ¡No sabía! ¡yo no sabía nada! Y desapareció
* Texto realizado en el Taller de Literatura Creativa que dirige el escritor Humberto Hernández.



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