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martes, febrero 08, 2011

María B. DESPOJOS

DESPOJOS
Por María B.

¡No mires esa mano! Ya no es mía, la perdí en el momento que me forzaron a subir a aquel auto. Todo lo que alguna vez fui, fue despedazado en ese preciso instante, mucho antes de que la sierra comenzara a cortar mi cuerpo en pedazos.
¿Ves esas piernas amoratadas, descompuestas, separadas de mi tronco? Con ellas baile, corrí, nadé en el mar, con ellas traté también de defenderme, fue en vano, aquellos tipos eran demasiado fuertes. ¿Sabes cuántos admiraron esas piernas cuando se movían sobre un par de tacones? Ahora solo son un despojo, un souvenir más del narcotráfico.
¡Por favor no te fijes en mi cara! No quiero que la recuerdes así, llena de cortes y moretones, hinchada, irreconocible. Recuerda que ya no soy yo, desaparecí desde que supe que no iba a salir viva de allí. Cada golpe me alejaba más de aquel campo desierto, cada palazo me iba empujando hacia otra realidad en la que ya no sentía nada.
Lo último que recuerdo es el sabor de la sangre en mi boca y el sonido de la sierra acercándose a mis oídos. Después me desvanecí.
Ahora solamente quedan estas piezas, las que juntas formaban mi cuerpo, y ahora, desprendidas salvajemente, tan sólo representan la evidencia de un asesinato, un ejemplo más para aquel que se atreva a desafiar al crimen organizado, a la policía corrompida, al maldito gobierno que nos incita a denunciar y después nos deja desprotegidos.
Creo que fue desde que hice la llamada, cuando perdí realmente la cabeza. Pensé que la policía iba a cuidarme, que mi deber como ciudadana era advertirles sobre la casa de seguridad. ¡Qué ilusa! Yo, la niña que quería ser abogada para hacer justicia, y terminó como un triste caso más de infortunio.
Eso es lo que soy ahora, una nota roja, una anécdota, una desafortunada leyenda de la ciudad, ¿Recuerdas a la chica que apareció descuartizada por denunciar a unos narcos? Así es como empezarán a hablar de mí.
Ya no importa si reí, si estuve enamorada, si lloré, si mentí, si canté alguna vez. Ya no importa a quién amé o que estudié, o si les caía bien, o si les gustaba como vestía. Todo eso fue destrozado,  igual que mi cuerpo, me convirtieron en una cifra, la víctima 5.223 en lo que va del año.

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