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viernes, diciembre 11, 2009

Sergio Ranieri y Daniel Riera: Alejandra Pizarnik, Entrevista



Alejandra Pizarnik


(Entrevista de Sergio Ranieri y Daniel Riera)
Nota del 01/11/96

"Bicho aquí/ aquí contra esto/ pegada a las palabras te reclamo." Un reclamo sin respuesta de Julio Cortázar que homenajea a su "Bicho" -la poetisa argentina Alejandra Pizarnik, muerta el 26 de setiembre de 1972- en su poema Aquí Alejandra - Se habían conocido un día entre 1960 y 1964, cuando Pizarnik viajó a París, al encuentro de su patria literaria.

Desde el primer momento los unió la pasión por Rimbaud, por Janis Joplin, por la literatura... Cortázar admiraba su labor poética y se convirtió en algo así como su ángel protector, al punto de entregarle los manuscritos de Rayuela para que ella ganara algo de dinero pasándoselos a máquina. Sin embargo, según relata la docente universitaria, crítica literaria y traductora Cristina Piña en su libro Alejandra Pizarnik, Cortázar esperó en vano la transcripción y, finalmente, tuvo que recuperar los manuscritos.

El poeta Fernando Noy recuerda que no fue sencillo rescatar esos papeles porque la Pizarnik, sumergida en su propia poesía, no podía encontrarlos: "A veces la llamaba Julio a eso de las dos de la mañana. Yo atendía el teléfono y temblaba cuando la telefonista me decía que era una llamada persona a persona de Cortázar para Alejandra Pizarnik. Y ella, tartamudeando me pedía: "Decíle que acabo de salir... porque todavía... no los encontré". Alejandra tenía un fervor impresionante por su amado Cortázar pero andaba con cola de paja porque no encontraba los manuscritos, que, finalmente, Cortázar recuperó en un viaje a Buenos Aires.

Alejandra Pizamik, Fito Páez y Tanguito, a la hora en que todos duermen
Fernando Noy, el presidente de la noche
Nota del 31/08/94

Fernando Noy es un personaje en el que se resumen los últimos 30 años de la noche, ese territorio al que define como "el desierto de la luna, el de las sombras ....".Admirable poeta, amigo de artistas diversos, desde Alejandra Pizarnik hasta Fito Páez, pasando por Osvaldo Lamborghini, Tanguito o Caetano Veloso, cualquier intento de entrevistarlo se convierte en un monólogo apasionante, un viaje nocturno por distintos escenarios y ambientes. Las que aquí se publican son sólo algunos de la infinidad de historias que lo tuvieron por protagonista, más algunos pensamientos, apuntes e ideas sobre ese "miserable milagro": la noche.

La noche es como una patria aparte del mundo, que tiende a incentivar todo lo que sea la creación. Ya lo digo en mi poema Cacería: "Salir desde la boca de la noche hacia la boca del león y no encontrar ni la boca del perro ni la boca del gato, ni la boca de tu boca." Y lo que viene ahora es de la Pizarnik: "La noche, la magistral sapiencia de lo oscuro". Porque es el único momento de libertad absoluta, no en vano la pasión y el placer están supeditados a la noche. Lo bueno está en la noche a pesar de esa oscuridad, de esa sombra.

La pálida

Recuerdo cómo nació la palabra pálida. Ya habíamos probado el ácido, nos dijeron que había una pasta nueva, el Artane, y tomamos todos, Tanguito, Silvia Washington y un grupo de los célebres hippies. Entonces nos fuimos al Obelisco y había una luna llena muy grande. Y Tango empezó: "Se nos viene la pálida encima". La pálida era la luna que estaba ahí arriba. Tanto era el miedo que nos daba el maldito Artane que no lo probé nunca más. Frente a la luna nena los locos empezaron: "Qué pálida está, está cada vez más pálida". Era un enorme espejo y después empezaron a ver todas esas transparencias fantasmagóricas, que provoca el Artane. Les pido que no tomen Artane, Yo lo hice por ustedes y miren como quedé.

Desayuno

Nosotros desayunábamos a la medianoche para salir y para vivir. Un café con circo y con todo lo que fuera maquillaje mental y salíamos.

Alejandra

No puedo dejar de nombrar a Alejandra Pizamik, porque Alejandra era la cultora de la noche. Una noche con Alejandra terminaba cuatro días después. Con ella hemos batido records de permanencia despiertos. Yo tenía toda la energía de la adolescencia y ella estaba despidiéndose de esta vida, porque ya no le interesaba el achanchamiento de la Argentina de ese momento. Yo creo que ella fue un crimen perfecto, como mucha belleza que ha muerto suicidada. Se dio que se tenía que morir o morir, porque no podía vivir más. Y la patria que encontró, su patria nocturna, era justamente el único momento en que estaba en paz, porque no se inmiscuían en su secreto mundo. Entonces las noches con ella pasaban tipo una semana de noche eterna que era más allá de la noche y del día, porque dormíamos de día, de noche vivíamos, Ella escribió el libro Las palabras y las noches, que habla también del peso de lo nocturno. Estábamos en su casa y decía: "Los viejos de arriba me molestan". Porque los vecinos de arriba iban y venían al baño y hacían ruido con los zapatos. Entonces decidirnos asustarlos, atamos en dos palos de escoba un par de zapatos y caminábamos al revés por el techo, y a los tres minutos la mujer gritaba espantada: '¿Quién anda ahí?". Al final logramos librarnos del taconeo de los viejos. La noche era siempre eso: ella escribiendo, leyendo sus poemas...
Las noches duraban los días que te permitía tu energía. Todo ese mundo quedó en su obra, porque cuando Alejandra escribía se volvía parte del poema. Había que verla. Una noche llegó Olga Orozco, con una botella de Norton blanco. Alejandra dijo: "Te voy a presentar a la más grande poeta de la Argentina". La Orozco con su botella leía poemas como nadie y Alejandra se arrodillaba como una especie de novicia ante el relato.

Cortázar

A veces la llamaba Julio Cortázar y Alejandra me decía: "Decile que no estoy, que salí, que ahora vuelvo". Porque estaba muy concentrada escribiendo su poesía. Ella le había pasado a máquina el original de Rayuela y Cortázar quería recuperar el manuscrito y la llamaba a su casa, tipo a las dos de la mañana. Yo atendía, me temblaba la mano, me ponía eléctrico, por que la telefonista decía: 'De persona a persona con Alejandra Pizarnik de parte del señor Julio Cortázar'. Yo temblaba y la otra tartamudeando me decía: "Decile que acabo de salir... porque todavía... no los encontré". Había perdido los originales de Rayuela y se los tenía que devolver. Cortázar la llamaba a esas horas porque sabía que Ale jandra era una habitante de la noche. Era una rehén de esa zona oscura que ella necesitaba, una es pecie de gitana del lenguaje. Ella tenía el manuscrito porque se lo pasó en limpio a Julio como un agradecimiento a que él le había conseguido el departamento en donde vivía y la ayudó a mudarse. Hicieron como un canje energético.
Al final, por suerte, encontró los originales y volvía a tener una relación menos tensa.

Cemento

La noche inaugural de Cemento fue impresionante. Abrió a medianoche y yo le dije a Katja Alemann: " ¿A qué hora llegás vos Katja?", " ¿Para que querés saber a qué hora llegó yo?" "Porque cuando llegué yo te voy a sacar todos los fotógrafos." Ella llegó a las 11 y yo llegué a la 12. Con la banda de Genial, el B.O de y tres jeeps llenos de punks. Hicimos una especie de círculo de punkies en tomo de mi figura, que estaba punkeizada al extremo. Sabía que el look, y la onda y todo el ambiente de carnaval era fuerte. Y se lo dije como en jada a Katja, pero cuando llegué fue verdad: todos los periodistas venían a sacar fotos a la calle, Entonces Katja, con un peinado tipo torre Eiffel gigante, una especie de enorme cucurucho de frutillas en llamas, vino corriendo y me saludó.

Jóvenes

Los nuevos teenagers ya no tienen ni el mínimo atisbo de aquella vieja cosa caretona que escondían los viejos iracundos. La automatización de la juventud por la influencia del poder del capitalismo me hace pensar que son todos muy similares entre sí. Hay como un nuevo paradigma en el que la mina se le tira al tipo y el tipo pasa a ser la vedette.
Yo soy un caso aparte porque yo puedo salir una noche con tacos altos dorados, vestirme como quiero y llevar mi excentricidad al extremo.

Osvaldo Lamborghini

A veces íbamos a comer a Pippo con Osvaldo y bebíamos sin parar porque yo era adolescente y al culminar a las cinco de la mañana nos sacaban porque nos habíamos tomado toda la bodega. En un momento dado él me preguntó: "¿Y vos te creés que sos tan revolucionario? ¿A ver? Demostrá que sos capaz de desnudarte acá mismo". Y yo lo hice, empecé a sacarme toda la ropa y cuando llegaba a sacarme el pantalón, Llegaron los mozos y me taparon con los manteles de papel. Osvaldo, o Lamba como le decía yo, por lamer, lamida, porque estaba siempre son sus manitos para arriba apuntando a los bultos de todos los que se acercaban. Era tina Oscar Wilde de las pampas y yo era como un André Gide, a los 17 años haciendo strip-tease en el Pippo. Esa fue una noche infernal, la noche contraria a mi poema Cacería, porque esa vez sí se encontraba algo al final. Todo era al fin y al cabo para decir: "Hoy nací. Me tocó hacerlo a mí, en el póquer de la noche me vino el as de oro".

Estirpe

La gente de la noche es una estirpe de aparente quebranto y no es así. No es tan maldita esa estirpe. Es el lugar donde el sufrimiento se puede llenar de distintas parábolas: 1º del maldito y la del santo. La noche es una contraseña, un guiño.

Es necesario un espacio para el amor, un amódromo, un sexódromo donde se pueda ir a coger tranquilo y nadie moleste a hombres o mujeres o lo que fuere. En este país el sexo ha perdido residencia fija. Esto es lo que nunca le pediría a Carlos Saúl Menem, pero sí se lo pediría a alguien en el futuro, que trate de posibilitar una zona de placer, de exclusión del riesgo para el maravilloso y torturado fruto del deseo.

Muerte

Una noche muy loca en Francia tomé una superdosis, me di como siete veces más de lo previsible. Me echaron del lugar, porque estaba reloco. No me di cuenta, había entrado en un lugar y me dieron un poquito, después fui a otro, y era primero un pico, después otro... Quedé tan loca, tan dada vuelta que miré para un costado y vi a Tango que venía caminando con las manos en el suelo y me decía: "Salgamos de acá". "Pero, ¿con quién estás?", le pregunté. "Estoy con Jimi", me contestó. Miré y estaba Hendrix en el delirio. Entonces Tango me dijo: "Tenéis que salir de acá porque esta gente te quiere echar". Y yo tenía necesidad de estar con él, que ya habla muerto. De algún modo me quería matar para estar con él. Pero Tango me controlaba, decía: "No, no no vengas" y de pronto tuve la alucinación de ver a Janis Joplin que se volvía árbol. Morir de drogas no es lo mismo que morir en un accidente de autos, quedás encerrado en ese universo. Si a mí me preguntan de qué manera me gustaría morir yo creo que me tomaría una sobredosis, es la mejor manera de morir. No le temo a muerte, porque me he muerto más de una vez. Vino muy hermosa, espléndida, con una cara tan bella que ni la María Schneider. Era una rusa fría, con unas pieles negras hermosas. Un poco lo que creo que yo soy, que es mentira, porque soy un viejo verde charlatán y con pie plano. La vi y dije: "Qué divina mujer". Y lo decía yo, que nunca pude tener deseo por una mujer, es más, últimamente las repelo un poco a las minas. La muerte me venía a buscar y sus manos estaban tapadas por un mitón espléndido. Cómo vio que yo estaba impertérrito aguardándola y queriendo irme con ella, mi muerte se sintió medio arisca porque me vio feliz por verla tan bella. Se sacó lentamente su mitón y cuando se lo sacó ahí sí me asusté porque sus dedos eran todos huesos. Dejó de ser tina imagen maravillosa, de pronto me hizo sentir el "stop, parate, hasta acá llegamos". No morí, no m e llevó. Es increíble porque yo realmente me había ido al carajo. Y bueno, hay que cuidar los límites. La muerte está siempre. Así como Dios, la muerte. "Fuerte como la muerte es el amor", dice El cantar de los cantares del rey Salomón. Bueno, fuerte como la muerte, la noche y el amor.

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