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martes, enero 06, 2009

Tercera Cultura: Propuestas para la RAE




Desde 2005, el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se puede consultar gratuitamente en internet; y hay que felicitarse por ello. Sin embargo, los avances técnicos no impiden que al leer alguna de sus entradas (sobre todo aquellas en las que la ciencia tiene cosas que decir) huela a rancio y que se aprecie de forma notoria ese polvo que se desprende al cerrar de golpe los gruesos y añejos volúmenes que hay en algunas bibliotecas.
Me refiero, por ejemplo, a su definición de alma. En su primera acepción, la RAE nos informa de que el alma es “Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida.” Es una definición extraordinaria, y que no compartiría casi ningún hablante de español. ¿Cuáles son los extraños senderos por los que ha podido recalar una definición como esta en el diccionario?
Para quien lo ignore, esta definición está extraída directamente de Aristóteles, y fue aceptada por numerosos filósofos, como Tomás de Aquino. Es curioso encontrarla en un diccionario del siglo XXI porque se basa en ideas aristotélicas que en la actualidad sabemos que son falsas.
Se identifica el alma con el principio de vida; por tanto, todos los seres vivos poseen alma. Esta idea era habitual y común en la antigua Grecia, pero no en la actualidad. .
Aunque se acepte que el alma es principio de vida, entonces la definición excluye a numerosos seres vivos. Aristóteles creía que el Reino de la vida se dividía en plantas, animales y seres humanos (que corresponden al principio vegetativo, sensitivo e intelectual de la definición). En la actualidad, hay cinco reinos aceptados - hongos, protoctistas, moneras, plantas y animales-, y Carl Woese propuso una nueva ordenación para incluir a las archaeas. Para ser consecuentes, la RAE tendría que hablar del alma de los hongos.
La RAE ignora todos los avances genéticos habidos y por haber. Lo que organiza y da forma no es el alma, sino los genes. Sería largo extendernos sobre el porqué la Forma -una noción central en la metafísica aristotélica- es un concepto erróneo y desde Ockham y su navaja, inútil e innecesario.
No tiene en cuenta lo que opina la ciencia sobre el alma y que resumió Francis Crick en uno de sus libros, The astonishing hypothesis. Para Crick, la hipótesis sorprendente -y es la hipótesis que maneja la ciencia- es que el alma no existe.
La RAE funda la definición de alma en una concepción de la vida periclitada y se podría hacer un análisis semejante aplicado a términos como conciencia o espíritu. Además de emplear teorías falsas, el periodista Arcadi Espada señalaba y criticaba también la presencia de relativismos en definiciones como superstición. Seguro que los lectores de Cultura 3.0 se habrán encontrado con definiciones criticables y que necesitan ser reescritas de nuevo. Les invitamos a que nos informen sobre ellas. Nuestro propósito es remitirlas a la Real Academia para que conozcan nuestra opinión y se animen a renovar sus contenidos.

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