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martes, enero 20, 2009

Roberto Blaga: Otro color





OTRO COLOR

El martes pasado, 20 de enero, y bajo un porcentaje de muertos en Gaza de 99 a 1, a favor judío (máquina sumadora del apoyo gringo a Israel) los Estados Unidos estrenan nuevo presidente…Se dirá nuevo hombre (ahora de "color") que se sentará en la silla de la Casa Blanca a escuchar, obedecer y ejecutar los deseos y ambiciones de la oligarquía blanca, que a la manera de Foster Dulles, no posee amigos sino intereses en todo el mundo.

Entre la zozobra esperanzadora y el pesimismo definitivo de que nada va a cambiar en los ejes de un Imperio que en su apelativo lleva la desgracia, ya el presidente Calderón (de visita en nombre del traspatio) probó frente a Obama que falta mucho para que los intereses de los americanos cedan ante la palabra de (ahora) un presidente mexicano que ni con su mismo pueblo posee estrategias de solución para sacarlo del marasmo en que está metido desde hace unos 70 años.


El entusiasmo, que soslaya los verdaderos y únicos intereses de la clase pudiente americana, se basa, por el momento, en las implicaciones raciales y políticas, e incluso en el derroche de dinero y recursos de seguridad que se destinarán a los festejos de toma de posesión --lo que demuestra los alfileres sobre los que andará Barak de aquí en adelante.

Después del aplauso y esa euforia hueca que caracteriza a los americanos, llegará, ya no a la rendición de cuentas del inepto Bush, sino a la de soluciones inmediatas de un pueblo acostumbrado a los sueños de hadas, y que de pronto ve derrumbarse su estrategia y obliga a los inmigrantes de muchas naciones a hacer conciencia de la “American Nightmare”.


Datos concretos es lo que exigirá el “white man” a Obama…No cifras, no estrategias tardías, nada de sueños guajiros, sino estructura constante y sonante al negro que se atrevió a sentarse en la incómoda silla de una Casa opuesta a su color. Apenas se levante del jolgorio, la raza adicta a la imaginación del Klan, exigirá soluciones a corto plazo en la economía, la política exterior (para lo cual, armar naciones que se enfrenten unas a otras, conlleva negocio redondo) y las prestaciones sociales de quienes están acostumbrados a tener Cable-TV hasta en la piscina.

Sobra decir que cualquier pueblo, por muy poco politizado que esté, ya no cree en las promesas de cambio. La "obamanía" --como se ha denominado al fervor que genera tener en la Casa Blanca a un presidente de color ( 47 años) representa ya un reto de alto riesgo para el nuevo halcón quien se verá obligado a cumplir sus promesas (es decir, palabra y demogogia) de campaña y a resolver en el tiempo más corto, no una recesión ya visible sino el ambicioso proyecto personal del americano medio.

Se dice que lo último que se pierde es la esperanza. Los ojos de Obama tendrán forzosamente que voltear primero a su patio de césped y golf. Se trata, para quienes sufriremos de esa mirada trasera, de ver con prioridad a la persona, al individuo Obama (si realmente siente y tiene ganas de cambiar al mundo) ; y luego ser conscientes que no es la persona (por muy buenos sentimientos que posea) quien determina el destino de un imperio, sino una Cámara que si bien hoy es mayoría para Obama, irá siempre tras la ideología que ha seguido el sueño americano con claros ejemplares como el viejo Bush, Reagan, el oscuro Ford, Nixón, el hedonista Clinton y, por fin, el presidente más odiado de la historia americana por imbécil y mentiroso: George W. Bush.

Bastará esperar lo que se ha dado en llamar vanamente los primeros 100 días de mandato, para ver de qué tamaño está hecha la esperanza americana y de qué el desengaño de las naciones que orbitan al Imperio. Ya elegido su gabinete, se espera que éstos se acomoden también a la demanda de los rijosos americanos, para quienes desde este instante no existe la palabra “fracaso”... Ejercerla llevaría xcasi seguro al humor irlandés a crear figuras del Obama-Supermán por otra que lo distinga como Obama bin Laden.


El que la primera acción del nuevo mandatario sea el retorno de 144 mil soldados, que George W. Bush envió a Irak, no garantiza que el nuevo mandatario los distribuya después por Irán, la Franja de Gaza, Siria y demás países petroleros donde más de un texano, junto don Dick Cheney y la familia Bush poseen fuertes intereses petroleros; incluidos muchos de los miembros del Congreso que parecen estar del lado Obama disfrazados de mulas demócratas.


Tampoco habrá nada espectacular si atrapa al escurridizo Osama Bin Laden (ya Bush demostró que ni colgando a Hussein logró superar su margen de popularidad…al contrario) o que dicte algunas leyecillas como paliativo a la inmigración o mejore la imagen y las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con países como Cuba. Los americanos desean ahora mismo su dinero desaparecido en forma constante y sonante; demandan empleos, imagen: eliminar la desvergüenza de que no son precisamente un sueño.
Sus cuatro primeros años de gobiernm, le permitirán a este nuevo presidente amaericano apenas hacer a un lado con el pie, los escombros que le dejó el demente presidente anterior a él.

1 comentario:

Nancy Ortiz dijo...

Desde mi punto de vista Obama ha iniciado con el pie izquierdo su primer mandato, en primer lugar el silencio cómplice sobre el conflicto en Gaza, en segundo lugar la negación a levantarle el embargo a Cuba y en tercer lugar, perpetuar el pleito con Venezuela. Ya se está viendo que obedece a los mismos intereses.
Claro Obama ante Bush se ve como todo un héroe, recordemos que (Bush) ha sido el presidente más impopular, bélico e idiota en la historia de Estados unidos (siendo que la competencia es reñida) (Bush casi casi me recuerda a Fox)
La llegada de Obama se celebra sobre todo porque se va Bush, por otro lado lo único novedoso que Obama puede aportar es su color, lo cual por si sólo no me parece un gran mérito, sobre todo porque en Estados Unidos se vanaglorian diciendo que son una país muy democrático.