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viernes, junio 15, 2007

Miguel Coypel: El tigre



A partir de que los monjes dominicos les enseñaron los juegos de mesa a los habitantes de la aldea que rodeaba aquella misión perdida en las selvas de la India, todas las tardes, al caer el sol y bajo la amplia y fresca sombra de un árbol, el de la Lotería era la diversión preferida de los pobladores.
La Lotería fue ideada por los misioneros con dibujos de animales y apuestas con granos de trigo. El regocijo del entretenimiento hacia más alegre el final de la jornada.
Aquel día, Amed, viejo labrador, entusiasta y fiel devoto del juego, con la vista fija en los dibujos de su cartilla, escuchaba con atención los gritos del tallador a punto de ganar: el elefante, el venado, el búfalo, el camello. En agitado tropel el grupo de jugadores se dispersó al grito unánime “el tigre, el tigre”.
Amed, con la cabeza gacha, marcó con una piedrecilla sobre su cartilla la figura del tigre, antes de que la garra, como filosa guadaña, lo degollara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno. ¿tienes más cuentos?
isabel lorenzo