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viernes, junio 01, 2007

Alejandra Pizarnik: Escrito Íntimo



Alejandra Pizarnik,
la que soñó, la que fue soñada

El 25 de septiembre de 2003 se cumplieron 31 años de la muerte de Alejandra Pizarnik, una de las grandes escritoras de Argentina y de la lengua española en el siglo XX. Aunque esto es materia de homenajes y conmemoraciones en su país natal y en otros, en México apenas se ha hablado de la figura de Pizarnik y de su obra. Como una pequeña reparación, nuestra amiga Iliana Vargas nos propuso el texto que sigue: un homenaje poético para una gran poeta. Las citas de la obra de Pizarnik provienen de Alejandra Pizarnik: Semblanza, una antología de sus poemas realizada por Frank Graziano y publicada en 1992 por el Fondo de Cultura Económica.
Escribe Graziano: "Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, el 29 de abril de 1936, en una familia de inmigrantes de europa oriental. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires y, mas tarde, pintura con Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964, Pizarnik vivió en París, donde trabajó para la revista Cuadernos y algunas editoriales francesas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy y estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona. Luego de su retorno a Buenos Aires, Pizarnik publicó tres de sus principales volúmenes, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura y El infierno musical, así como su trabajo en prosa La condesa sangrienta. En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una Fullbright. El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica siquiátrica donde estaba internada, Pizarnik murió de una sobredosis intencional de seconal."
Su poesía, lírica, escapa de cualquier clasificación y sigue siendo una de las más influyentes en la literatura de su país. Entre otras preocupaciones, sus textos se refieren al silencio creativo, al sufrimiento y a sus implicaciones.


(Iliana Vargas)


He aquí una muestra de su muy íntima forma de ver el mundo


Alejandra Pizarnik (Escrito)




"Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera:
sin la idea del suicidio,
hace tiempo que me hubiera matado".


E.M. Cioran

El encuentro con la no existencia es el descubrimiento individual que muy pocos seres han intentado asumir; sin embargo Alejandra Pizarnik no hace más que reiterar el hecho de decir "existo" y no encontrarse por ningún lado. En un intento de hablar sobre lo que estuvo al rededor de su escritura y su vida, decidí olvidarme de que se trataba de una persona extraña y me dejé llevar por los ecos de sus palabras; me inundó su voz e imaginé la carta de despedida que no dejó cuando se fue, pues al final sólo quedó escrito en su pizarrón:

No quiero ir
nada más
que hasta el fondo

Silencio. No quiero que me escuchen cantar cuando muero. Silencio tumultuoso, lleno de tragedias, lágrimas de infancia sin asumir, inventar que el tiempo es más rápido que la resolución de encontrarme en mí: en ella, en la que fui pero no soy. No existo. Escribo y fantaseo literatura para concebir un cuerpo humano maduro...vivido: ficticio.
Todo poema, toda frase, toda la palabra, incluso la pequeñez que redondea a cada letra, no es más que la forma tan eficaz que ha encontrado la imaginación en su complicidad con la fantasía para atraparnos dentro de esa red tan viscosa que suele ser la inocencia.
La verdad es que todo es mentira, "todo lo que se puede decir es mentira". Mentira es lo que se quiere cuando palabra no es hermana de la realidad -si realidad es hacer lo que pienso, escribo, digo-. Mentira es cualquier imagen poética porque soledades azules no se ven con ojos de calle, ni se tocan con manos de máquina.
Todo miente, aún más los verbos, que también suelen burlarse y son tan hipócritas que lloran cuando dicen reír y yo no soy capaz de temblar cuando digo tiemblo.
El silencio se vuelve tan estrepitoso entre las palabras, que cuesta trabajo hablar para que se calle.
Muñequitas tristes con coronas de papel dorado: oyen y sonríen, y también preguntan todo porque aseguran que no lo saben; mas no son huérfanas porque tienen una madre que sueña con serlo.
Tengo caprichos en la vida, pero vivir en ellos es realizar a la obsesión. La soledad no comparte a las palabras. El lenguaje se vuelve mudo como si fuera silencio: para ser silencio necesito hablar, para ser lenguaje, tan sólo actuar; ejecutar a las palabras con sus acentos y ortografías hasta que se desangren como las niñas de la reina, que escurran líquido transformado en letra, letra que respire aire, no tinta.
Encontrar casualidades como que con la A doy inicio a Alicia y a Alejandra. Alicia soy cuando el cuento del conejito y el té se vuelven transparentes. Alejandra soy cuando voy de paseo ausente de lucidez y repleto de delirio, me pierdo, me desparramo, me dejo llevar por el absurdo -si el absurdo no fuera tan melancólico, yo no existiría-.
Ya no sonrío porque la sonrisa implica ser feliz. Si no llorara tanto, entonces lo sería. ¿Llorar de felicidad ? Cuando te mueras.
Las lágrimas son buenas. Llenan de sal la dulzura de saberse extraviado, asustado, olvidado.
¿Por qué intentar desafanarme de la locura ?
No quiero soñar y morir al mismo tiempo. Que la muerte me encuentre despierta, que me pique los ojos, que me tape la boca para no gritar de alegría, que me haga sentir lo que desde siempre estoy sintiendo.
Después de la muerte el sueño. Cuando estoy en la muerte el sueño. Dormirme de muerta y que la muerte me platique sus sueños, y así, durmiendo, morirme de sueño. "Mi sueño es un sueño sin alternativas y quiero morir al pie de la letra del lugar común que asegura que morir es soñar".
Aprender a hablar y luego a escribir y seguir así todo el tiempo: tanto tiempo el que dura la vida sin existir. Creer en las letras y los sonidos que se entrelazan para que el lenguaje no se quede ahí tirado en el olvido de alguna garganta ambigua, inocua, estéril.
Quiero nombrar palabras y sentir el peso de su significado sobre mi pecho, que el lenguaje ya no trabe mi lengua, mejor que salga a envenenar el aire con su capricho de querer ser.
El problema del poema es que no le dio tiempo de hacerse creer, no pudo pronunciar una sola palabra sin tropezar con la voz que lo leía para recordarle que por ningún lado estaba vivo.
Alicia-Alejandra. Todo surgió para ser contado en los libros, con palabras y dibujos, con tinta que vive en hojas para luego quemarlas por la boca y apagarlas en el aire. Aseguro que la mano que me escribe no es la de Dios, es la de mi sombra embellecida por un yo que se ha topado consigo mismo, "la vida perdida para la literatura por culpa de la literatura. Por hacer de mí un personaje literario en la vida real fracaso en mi intento de hacer literatura con mi vida real, pues ésta no existe: es literatura".
¿Por qué no me dejo ser lo que soy -si es que algo en mí es- ? Imagino que la vida real no puede ser tan caótica como para inventarme. La literatura sí. ¿O acaso es que nadie entiende la tentación que siento de afirmar a la literatura como vida real ?
¡Dentro del lenguaje se encuentra mi única posibilidad de ser! No hablo del tuyo. No me refiero al lenguaje que se habla e inmediatamente después se intenta degollar a cada palabra pronunciada para convertirla en discurso volador, de los que nunca se quedan a charlar. Bla, bla, bla... Y así infinitas veces sin percatarte de un solo roce transformado en materia, en silueta, en sombra: en un solo acto.
El lenguaje que yo busco es el imposible. Es el de las mentiras, el inconsciente, el estrechable por mis ojos, totalmente pensable, audible, intocable, invisible: en donde estoy yo.
Que yo diga muero y no pueda morir es la razón por la que aún respiro. Observo, palpo, tiento todo lo que materializa a mis deseos. Un sentir vacío de abstracciones, de sueños sombreados por errante olvido.
Salir a la calle y sentir la desilusión del sol cuando descubrió que lo que le faltan no son rayos sino ganas. ¿Y quién tiene ganas de tocar a otros, de hablarles, de escucharlos, de sentir su tan áspera, sucia, indiferente e incomprensible presencia ? Al mundo lo puebla gente, no seres humanos. Por eso se pone triste y se quiere morir, pero los otros intentan vengarse de Dios y acabar con su creación. "Me pregunto cómo hacen los demás para soportar el hecho de vivir".
De mañana o de noche es lo mismo: al sol siempre le faltan rayos de luz para iluminarme y hacerme sentir el calor de los muertos. Desde que la luna hace posible mi sombra en el aire que humea de cansancio, sólo juego a embrujarte, a tratar de asesinar pronto a las palabras, a todo lo que en mí se dice y pronuncia tan fuerte que ensordezco: "Y yo sola con mis voces, y tú, tanto estás del otro lado que te confundo conmigo".
Hace un rato la jaula salió volando de nuevo y la muñequita se puso a llorar: su corona de papel se mojó con las lágrimas del pájaro muerto que también se fue volando. Lloraba por no encontrar la desesperanza: "Un pájaro llamado azul".Si estuviera aquí Alicia ya los hubiera callado a todos. Pero aquí está Alejandra, y sin quererlo, sin pensarlo -por fin-, sin tramarlo; los ha soñado a todos. Soñar el sueño soñando nada más porque sí, porque si no sueño nadie más me soñará.¡No me dejes caer! ¡No la dejes caer! ¡No nos dejes caer!
He caído hasta el fondo del lenguaje y dentro no me encuentro. Mejor afuera. Afuera con el poema que me indica en donde morir. Afuera con el poema que -cuando vivo- me indica en donde vivir sin que mis flores se maltraten o se marchiten de dolor.
Me gusta pensarte sombra, no humano. Humano te vas a donde nunca he de alcanzarte... Te mueres porque así no tendrás que creerle al silencio cuando gritas ¡Adiós ! Me gusta pensarte sombra. "Siniestro delirio amar a una sombra. La sombra no muere".
Siempre he rogado por existir. Lo que ha pasado en el vértigo temporal en el que me he estado cayendo es que las jaulas se van volando antes de oírme. El tejado del lenguaje también vuela y entonces hablo cuando se ha ido. El sol tampoco existe por completo, a él no puedo pedirle más -demasiada injusticia cometo ya contra mí al tragar cada bocanada de aire-. Hoy la soledad me presentó al viento cuando rugía porque la memoria lo estaba invadiendo de lágrimas otra vez. Entonces le platiqué mi muerte y le "confié mi deseo de ser".
Creí no tener conflictos con Dios -él siempre tan solo, yo siempre tan sola-, sin embargo ahora me enfurece pensar que él ha muerto y yo no. ¿Por qué nadie me pide muerta, me clama muerta, me llora muerta, me siente muerta ? Ni mi voz, la tuya, la suya... la mía.
¡Si al menos todos -todos no puedo ser sólo yo- movieran la lengua para escupirla lenguaje y así poder existir !
La reina asesina niñas porque nadie la mató a ella. Así yo. Así mato entornos y realidades que no me hicieron sangrar alguna vez por la boca. Así escribo mi muerte y pienso mi muerte y sueño mi muerte.
¿Por qué llora la muñequita? No hablo mi muerte porque el silencio y la permanencia me la regresan a bofetadas. "Alguna vez/ alguna vez tal vez/ me iré sin quedarme/ me iré como quien se va."
Aquí estoy. Mi cuerpo. Tanto tiempo falta y sigo igual. No es cierto. Nada, nadie hay porque es mentira que existo. Tal vez soy un poema y por ello escucho la voz que me lee, pero, ¿ser? Cierto es: "No me necesito para vivir".
No quiero que las masas encefálicas se desgasten, que se queden solas y traten de mudarse o se pongan a nadar en el lago de la indiferencia. Por eso sigo aquí. Por eso aguardo a que alguien -no tú, ni nadie más- me diga: YA. ¿Enloquecer ? La locura podría hacerme entender que nadie me ha hecho sentir feliz. ¿Cuánto tiempo más crees que debería haber esperado a que alguien llegara a mostrarme que vivir es como chupar una paleta de cereza ? No se puede. Yo no pude. La locura es sonriente, siembra las sonrisas que te muestro. La locura es el silencio que escribí cuando había goteras en mis ojos. Impermeabilicé las lágrimas que hacían llorar a mis sueños con la locura. Desde entonces el hombre muere en la oscuridad, no yo.
Un momento sola fue lo que te pedí. Tú me obsequiaste una eternidad.
Linternas de azul cielo-llorón son las que me velarán cuando de pronto todo sea cenizas.
La música ceniza. El espejo empañado de ceniza. ¡Pobre pájaro muerto, volará en cenizas ! ¿Por qué llora la muñequita?
Ya pronto todo será cierto. Todo lo que quieres será cierto. Cuando al sol le salgan sus rayos y por fin me iluminen de muerto. Cuando yo nazca y el mar me devuelva -ceniza- mi alma. Cuando el poema se entere del silencio de las cosas y de cualquier forma las cosas -ceniza- existan. Porque yo no.
Yo Alejandra, Alicia -"yo lloro debajo de mi nombre"-, ahora libro mentiroso, historia contada -¡qué bien contar mentiras !-, pájaro azul, jaula que ha escapado, muñequita llorona, espejo empañado, flor venenosa, cantora nocturna, yo; sueño soñado por mí -ni por Dios ni por nadie más-, yo ceniza, despacio muero, por fin: sola... Silencio.
"Sé gritar hasta el alba


cuando la muerte se posa desnuda


en mi sombra."

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