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jueves, marzo 22, 2007

Enrique Patricio: Bienvenida poeta, Peniley Ramírez


Escucho su voz, atentamente, sigo cómo dice sus poemas tonalmente. Observo riqueza dentro de su fuerza expresiva; valoro la emisión; intensidad, inflexiones, subrayados, guiños, etcétera….El breve espacio que fue concedido en la Fototeca la noche del jueves 8 de marzo (día internacional de la mujer) para la presentación del poemario Estaciones, resultó insuficiente, dado el numeroso público degustador del arte de las artes que tuvo a bien acudir, o sea, que se rebasaron las expectativas para este evento. Ezra Michelet Ediciones, que convocó, una vez más no nos defraudó…..¡Vaya sorpresa! En poética tal, que incluso nos hizo sentir por algunos instantes el dejo de la impronta cubana en alguno de sus versos.

Cabe señalar que pese a la universalidad de su arte --ya que no la podemos tachar de localista-subyace inevitablemente en éste, su cubana. Pero, ojo, debemos anotar que de una inmejorable manera, no se a-isla en ello. Es su poesía, en verdad entrañable. Está hecha con las entrañas, así mismo, para la matria isla.


En su obra poética encontramos, ciertamente, una ritmática musicalidad caribeña. Síncopa, cadencia encadenada, ahí está también, el contrapunto al estilo cubano. Nos mueven a pensar los poemas de esta carismática juglar, no sólo en ellos como posibilidad trovadoresca, sino incluso en ellos como hechizo para una danza cubana, o tal vez, como rito iniciático para el esbozo de una habanera, o también pudieran servir para algunas líneas, para vestir el mambo-brujo de un danzonete con candela. Y es que, para decirlo en cubano, lo suyo tiene ajiaco.


Del trasterramiento.


Hoy nuestra autora reside entre nosotros, aquí en la ciudad y puerto de Veracruz con su familia. De modo que ella, y hay que subrayarlo, lejos de la patria que la vió nacer, sigue con el mismo entusiasmo en lo suyo, mas ha sabido reunir el empuje necesario, el esfuerzo suficiente, también la intrepidez, el atrevimiento, la osadía, el aventuramiento, para alcanzar aquí en el suelo veracruzano, en esta tierra jarocha que ya siente también como suya, ahora su patria chica, ver por primera vez realizado su sueño dorado, publicar sus versos. Reza el refrán que cuando se quiere se puede. Y ella sabe lo que quiere. Tan así es, que ha sido lo suficientemente capaz, no únicamente de realizar la preñez del Verbo, la Poesía, que andrógina debe ser la escritura, sino también capaz de poder darse luz a sí misma, de autoalumbrarse como poeta. Se gestó, se concibió a sí misma como tal. Es decir, se engendró poeta con estudio y dedicación, pero también con arrojo.


Diría el gran Miguel de Unamuno: “La sangre del espíritu es mi lengua, y mi patria es allí donde resuene soberano mi verbo”. Y Peniley, con esta primicia, deja en claro cual es su pulso vital: creatividad y trabajo; trabajo y creatividad. Sabedora de que para alcanzar la libertad en la república de las letras, ella se gana día con día en donde te encuentres, que se conquista con el esfuerzo de una ardua labor cultural y vivencial, sin predominio de una sobre la otra, que la libertad, en resumidas cuentas, no es ni un regalo ni un juego. Pues entonces, en lugar de perpetrar una obra valiosa en fondo y forma, lo que quedaría sería una obra meramente decorativa, que no es su caso. Ella, de continuar como va, reinventándose todos los días, Galíope sin duda la acompañará, se complementarán.


Desde luego, no se trata de sobrevalorarla (eso sería contraproducente), que por otra parte, ella tiene muy bien puestos sus pies sobre la tierra; se trata nada más de decir que tiene ese otro algo más, que sólo buena madera. Y de hecho, esta consideración lleva implícita la idea de que ya no es posible seguir viéndola como joven promesa. Joven por supuesto que lo es, por lo que ahora ha de ser mayor su compromiso. Y es que Estaciones fue el acto propiciatorio, el detonador para una esteta de las imágenes poéticas, además de la afanosa productora, para que perfile su límpida y vigorosa voz propia hacia nuevos esquemas. Esa es, de por sí, su mística revolucionaria: la vitalidad en su obra. Ella está, para decirlo como lo dirían los ingleses, “en la línea”: aportando. Porque ¿qué nos confiesa la maga Peniley?¿Una fórmula mágica? O, ¿son un embrujo sus versos, son alquimia, que hacen así creer a los descreídos? va del yo a la nada, y de la nada se produce el nacimiento. Verdadera caliopedia. Se seduce a sí misma. Se mistifica. Es su propia confidente en un diálogo con el tiempo quimérico, en la comunión de las soledades. Como trabajadora es empeñosa, es oficiosa; como creativa es augural, es reveladora…

(Las inaprehensibles estaciones son cambios de un estado a otro. Llanamente serían temporadas; pero no viéndolas de este modo, igualmente cabría el que pudieran ser “terminales” para un viaje o una serie de viajes. Yendo aún más lejos podemos lograr el verlas como si nos encontráramos estacionados anímicamente en algo, o quizás, en alguien). Su poesía es provocadora, por estaciones, por emociones y sensaciones encontradas son justamente canalizadas. Se ve a sí misma con humildad pero con entereza. Se purifica…Bien valdría la pena el análisis minucioso de cómo siembra, cómo cultiva, cómo cosecha, cómo cocina, cómo alimenta su poesía, asaz atractiva. Ya en su debido momento, la manera. Por lo pronto, de algún modo vienen a mi mente las palabras del gran prócer cubano, sublime vate, José Martí, “vagar de tierrra en tierra, con tanta angustia en el alma y tanto amor no entendido en el corazón”; él, que supo de trashumancia y de escritura, precisamente, con un par de exilios que le partieron el alma y le destrozaron el corazón. Pero no es el exilio lo que mueve a publicar en territorio veracruzano a Peniley Ramírez, así como a Waldo Leyva (además de bardo, funcionario cultural cubano; y esto último no es denostativo, ojalá hubiese más poetas dentro de la función pública, como Havel, ya bien primeros ministros, ya entonces diputados o senadores, etcétera, pienso que así sería mucho más habitable el planeta), de quien recién se presentó su libro De la máscara y la voz, el jueves 23 de febrero dentro de la XVIII Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería(allá en la Ciudad de México, y que estuvo dedicada a Veracruz). Peniley y Waldo son la presencia en editoriales veracruzanas (una institucional y la otra independiente) de la poesía cubana contemporánea(de distintas generaciones): Los lazos establecidos entre cubanos y veracruzanos hace medio milenio nos siguen estrechando. Qué mejor que en las letras.
Sabemos que los cubanos de la isla desean integrarse de la mejor manera al mundo de hoy, y salen a demostrarlo. Por distintos medios…Si no es como anunciaba, sí, al menos, como personalmente lo esperaban…”con tanta angustia en el alma, y tanto amor no entendido en el corazón”…A la poeta Peniley Ramírez, damos la bienvenida al mundo de las letras “marginales” hermanas veracruzanas.

Desde esta trinchera nuestro reconocimiento a su valía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Patricio:

Me he reído mucho con tu texto, porque no había leído nunca los poemitas como "símbolo cubanístico". Ahora que lo dices todo comienza a tener sentido para mí. Muchas gracias por bienvenirme al reino de los subterráneos, de verdad. Un abrazo,

Peni