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miércoles, febrero 14, 2007

Kaisy Baker Fields: Antiversus


La fiesta luce concurrida. En la esquina de la habitación está la chica de pechos muy pequeños, sentada en las piernas de un muchacho desconocido. Ella tiene el cabello desordenado y corto como suele verse el cabello cortado con tijeras. Sin embargo, ello no descompone un ápice el atractivo de su rostro, aunque la frente muy alta la hiciera verse desvergonzada, disfrazada, bohemia.


El chico tiene la mano quieta en su muslo. La muchacha le susurra al oído un secreto imposible de medir. Quizás le habla sobre Tagore y su respeto al tonto brillo de la luna. Quizás le dice un chiste sobre lo que piensan las cucarachas bajo el chorro de luz o algunas instrucciones para escapar de una isla desierta. A distancia, da la impresión que se le saldrá el corazón por la boca para resumir una historia.


El chico no la escucha, permanece atento a la fiesta. Doquiera que la sonrisa es un suceso, tenemos besos delincuentes que se acercan, besos delincuentes que se van. Picasso y Klimt pintaron besos, pero el muchacho únicamente sabe lo que necesita de esta chica y no hay sombra de duda en ninguna de sus mentes, de conseguirlo el momento que dijera que la quiere.
La chica tuvo nombre en un principio.


Ahora se llamaba virus, para todos los fines.


Amor en los tiempos de plaga. Algunas enfermedades ponen comezón en el cuerpo y temperatura de fiebre. La naturaleza, se nos dice, opera según el principio de las compensaciones y dos es querer ser una misma naturaleza. Amarnos suscita la lepra y el azote por remotos países de geografía erótica, tiene su contagio colérico de cuerpo a cuerpo. El chico suelta el bostezo y se levanta del asiento. La lluvia de pétalos de rosas le aplasta la columna vertebral, pero ella no se rinde.


Como toda fiesta que importa a los inoculados, había un montón de caras nuevas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola he leído el cuento de Kaisy Baker Fields y tengo mis dudas si no resulta un poco homofóbico. El que no sea políticamente correcto tiene sus ventajas y desventajas pero siempre son extraliterarias. Aunque el texto tiene un sabor (pensé en color y tono) surrealista. Me parece flojo y sin tensión. Se agradece que sea breve.