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miércoles, enero 03, 2007

Keisy Baker Fields: Comeidante


COMEIDANTE
Keisy Baker Fields

1. BASSO LOCO

Existe otra ciudad debajo de la ciudad.
Cae conmigo, al otro lado de las alcantarillas, donde se abren las grutas más espesas y jala mi nombre, mis ropas sucias o algo mío hasta los ríos subterráneos tan desesperados por encontrar salida que ni siquiera el Estigia los puede contener. La sed de los drenajes borbota con mi hemorragia. No existe nada cobarde en el acto de suicidio. Se necesita mucha determinación para consumarlo. ¡Oh Virgilio, si hubiera sabido por donde empezar! Hay hombres con tres almas o cinco como tú. Se muere el hombre y sus almas sobreviven por un tiempo como las flores puestas en un vaso con agua. Te dije estas cosas y respondiste: “Enséñale a tu corazón a caminar de nuevo, como a un niño de meses”. Mi corazón nocturno se levanta a escribir la nota para alguien. Siempre alguien ¿Los grafitos? No, ellos representan el libro de visitas de la ciudad ¿Los trogloditas? No, ellos viven entre la basura y te comen casi de todo, excepto los recipientes plásticos. Si no fuera por los trogloditas, seríamos los malditos del malebolge. Queda mucho por decir acerca del séptimo círculo ¿Dante? Probablemente Dante. Siempre empieza con él. Dante es plenamente conocido por su primer nombre, igual que Elvis. El tal Dante era un poeta popular en su nativa Florencia, donde inventa la terza rima, que es la estructura de verso azul en su delirium tremens. Lo sé, la Divina Comedia se divide en tres partes conocidas: Inferno, Purgatorio y Paradiso. Dante murió antes de escribir la cuarta parte, Espaghetto, donde el barrendero silvestre, en punto de las seis, pasa su escoba, anunciando la entrada del sol sobre la ciudad inerte. Todo ha acabado. La luz, enemiga de la magia, atraviesa los párpados, echar a andar los relojes de la turbulencia. Existe otra ciudad llamada Id.

2. BETTY LA FEA

¿Se trata de ideas mías, o La Divina Comedia es un deleite de fúlgido alarde como la gelatina Jello-O, con tres capas distintas de sabores? Acudiendo a establecer las distancias entre cada uno de los dominios del mundo espiritual, me detengo en el suceso para habitarlo con la eternidad que cabe en cada minuto. El libro abreviado es gruta en miniatura y pasamanos de rima escarlata cuyo tema central es un viaje imaginario. Justo antes del amanecer del Viernes Santo del año 1300, los inválidos tiran las muletas. Los escolares han debatido largamente dentro de las aulas sobre el significado simbólico de las tres fieras que le cierran el paso a Dante Alghieri en el canto introductorio. Un alumno preguntó: ¿Qué es la sabiduría? Y las paredes de la escuela se hicieron transparentes. Yo prefiero la hipótesis del profesor Umberto Eco, referida a las actitudes lúbricas de la pantera, el león y la loba en todos los casos, de plano representan la nerviosa ironía de una pantera, un león y una loba, aunque no necesariamente en ese orden. De igual manera me hallo intrigada, pero sin convencerme del todo, por la interpretación de Sir Gabriel Fuster respecto a que las bestias representan, respectivamente, antipasto, risotto y osso buco. En vano quiero pensar en latte macchiato, espresso y capuccino. Animales simultáneos, los poetas, cambian explicaciones por explicaciones. Yo tomo lo que traen los hombres inteligentes, fuera de Dios, y a todo digo sí, nada más. Me gustar indicar que para hacer funcionar los arco iris es necesario apretar el botón rojo. Un infierno agónico, sin orillas, nace del amor, entonces mi monstruo antiguo despierta milagrosamente y sobrevive corto tiempo en busca de espejo. La belleza no se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Me llamo Beatriz.

3. LA DIVINA COMEDIA DE DOS MINUTOS

El diablo y yo nos entendemos como dos viejos amigos. Estamos haciendo un libro, testimonio de un circuito vecino que el credo popular llama Inferno, Purgatorio y Paradiso. Ambos reunimos nuestro tiempo, nuestros dolores, nuestros ojos, las manos que tuvimos. Los versos más luminosos desde el poeta Virgilio. Y le pusimos La Commedia por título. No hay luna, locos, desde hace un par de siglos, salvo un breve milagro, fácil como un niño, mientras duran las gestas entre los güelfos y los gibelinos, los primeros, defensores del Papa, y los segundos, partidarios del emperador Federico. Mi misión es salvar la deuda de un real florentino y tomar al Renacimiento distraído. El diablo me toma los dedos mientras escribo. Nunca se está quieto. Anda como un maldito, como un loco, adivinando cosas que no me digo. Éste quiere dejar profecías y la llovizna de cenizas e himnos para los ángeles del precipicio. Se apoya en Dios o cae delante de Cristo, pero no descansa en cambiar mis motivos. Cuando soy santo, me pongo a murmurarle al oído y lo mareo y me desquito. Viéndole una y otra vez dar de bruces al piso. Es raro y simple. Parece a veces arrepentido y muestra una ternura como el pan bendito. El mundo le conoce tres caras: una roja, una negra y una pálido amarillo, pero él infeliz no sabe nada de sí mismo y se siente solo el pobrecito. A propósito le vendí todas las almas de los traidores para el noveno círculo. Tal vez le depare mis sucesores, los traductores del manuscrito. Gotas de luz, ojos vacíos, detrás de un vidrio. Yo tengo a Beatriz, dedo del corazón. Ella es mi anillo. Uno es algo que vive. Algo que busca, pero encuentra en el destino. No digamos la palabra del canto, cantemos en trance místico. El diablo canta conmigo porque, después de todo, el ut es infinito.

4. SALVE ASTRONAUTA SPIFF

Canto Vigésimo Noveno, Inferno
Hace seis días, regresaron los hombres de la luna. Nadie habla de otra cosa. Fue un viaje magnífico y aterrador como nacer y morir. El mundo alzó los brazos para tocar su luna igual que Dios, que tiene la cara blanca y preocupada por los hombres. La televisión nos la enseñó de cerca: ¿arena, roca, cenizas? El horizonte demasiado breve, parecía que el astronauta se fuese a caer por un escalón que no había. El caminante espacial se asiste de las vetas del tiempo y sorprende in fraganti a un camionero interestatal, arrojando toneles mal sellados de fenacetina en un cráter. Nunca llegó el fotógrafo, pero el can Cerbero se le arrojó al cuello y lo sacudió tres veces hasta que el alma le sale de las orejas, para luego colocar el cuerpo inerte en una de las bancas del área de picnic. El astronauta se sentó al lado y puso atención al grupo de cabezas rapadas que golpeaban y violaban a la pareja interracial de enamorados que disfrutaban una luna de miel, lo que recuerda la idea platónica de que el cielo, con minúscula, alivia a los que se han intoxicado de filosofía. Así, reclinados, siguieron soñando el mismo sueño común. Por largo tiempo. Los coleccionistas de piedras lunares dicen que la luna es buena como hipnótico y sedante. Leche de luna, ungüento de luna. El astronauta regresa y trae consigo un frasquito de aire de la luna para ser resistente al venenoso gas que producen los gatos contemplativos de las azoteas dentro de los intestinos. Magia de la luna en el charco quieto, reflector de palabras circulares, yo quiero pensar que no ha pasado nada casuista. La luna no sirve para eso. La luna es la distancia de aquí a la luna. Es la luz distante, la soñada, tan irreal como el hilo que la ata a la torre de Babel. Y es también su sombra.
La luna es tuya. Te la regalo para que la tires.

5. CANCERBRONQUIO

“¿Lleva el carné de identidad, por favor?”, creí entenderle delante de la casa giratoria.
Quiero contestar algo, pero la palabra con la que habla el fumador es un alambre blanco. Tú sólo mirarás las llamas, el resplandor instantáneo de este cigarrillo que soy yo. Sin embargo, diez o doce parejas en la fila mojan sus narices con el brindis de los aburridos, acaso calibrando el sordo redoble del sujeto muy alto, tricípite y armado, que lleva prendido en el bolsillo superior de la chaqueta una tarjeta de identificación, con su nombre y la palabra SEGURIDAD. Nostos, los espejos repiten al mundo, pero tus ojos lo cambian: Lasciate ogne speranza, voi ch'intrat. Me cuesta trabajo creer que existe un mal tiempo en la terraza del zodíaco. El guardián, todo sonrisa, mira el carné como si fuera translúcido y me desplaza dos sitios en su lista de espera otra vez. ¿Hay puertas? Te adelgazas en una paja y entras. No, no entras ni sales, no hay dentro ni afuera, sólo hay tiempo sin puertas.
-Escogiste bien, portugués, pero esta fiesta es privada. Aquí nada tienes que buscar.
-Ya lo veremos
- No esperes a nadie, para las moscas encerradas en un frasco es muy difícil ingresar a la vida.
-Ah, la hermandad como en los tiempos de Urbano VII.
-Joder, si hubiese suerte y puede ocupar la butaca contigua al fumador pasivo.
Detalle atroz: los puros contienen una moral viril en los ceniceros. Los fumadores merecen un infierno especial. Pájaros quemados aletean dentro de las entrañas de uno. En la insistencia de la muerte, me construyeron un cuerpo los tales Benson & Hedges, Camel, Marlboro, Pall Mall, a partir de los huesos calcinados de Giordano Bruno. El buró es el reverso de la moneda del cáncer, la única moneda que nos queda después de todo, la que usamos para pagar la próxima cajetilla.

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